"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios"
Jn. 1:12-13
Los que le reciben, son aquellos que se arrepienten y creen en el evangelio.
"Fíjese en el estado de tormento de los condenados, y piense bien la diferencia entre ángeles y demonios, y ahí verá qué es el pecado. Los ángeles son puros; los demonios son sucios: santidad y pecado son dos extremos. El pecado habita el infierno, la santidad el cielo. Recuerde que toda tentación viene del diablo, para hacerle ser como él es; y toda disposición santa viene de Cristo, para hacerle ser como Él es. Acuérdese cuando peque, que está usted imitando y aprendiendo del diablo, y será, hasta ese instante, como él (Juan 8:44). Y la finalidad que esto conlleva es que también usted sienta los mismos sufrimientos que él. Si el infierno de fuego no es bueno, tampoco lo es el pecado."
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